¡Buenas tardes!
Ayer, celebramos en mi centro la festividad de Santo Tomás de Aquino y, como viene siendo costumbre, se realizaron pruebas (gymkana, bailes, etc) y una comida-convivencia entre alumnos y profesores.
Como los tutores debíamos estar con cada grupo en la comida, nos pasaron días antes una circular sobre los alimentos que NO podían llevar al centro. Esta información está recogida en el Decreto 97/2010 por el que se establecen las características nutricionales de los menús y el fomento de hábitos alimentarios saludables en los Centros Docentes no Universitarios.
Leído el decreto (son tan sólo 7 folios) me parece incompleto, pues sólo nombra a aquellos alimentos que no se pueden consumir en el centro escolar, pero no establece unas normas claras de actuaciones para fomentar el consumo de alimentos saludables.
Es más, en un comunicado relativo a la aplicación de este decreto, se permite el consumo de leche de vaca (aún sobrepasando los límites de grasa no permitidos) por ser "alimentos que tienen un gran interés nutricional que no debe desaprovecharse en los escolares". ¡?!¿
Felices, unidos y libres. Ecoosfera |
SineDie Blog |
¿No creéis que se deberían fomentar la introducción de nuevos alimentos más saludables y sin procedencia de origen animal? No sólo los que elaboran las leyes, sino la comunidad educativa (profes, directores, etc) deberíamos plantearnos un cambio de actitud y consumo.
Bueno, es que siendo sincera, creo que la escuela debería cambiar sus referentes, criterios, formas de enseñar, de mostrar un mundo más bonito y libre a los alumnos pero, este tema, creo que lo abordaré más detenidamente en otra ocasión.
Siguiendo con la celebración de ayer, me llama muchísimo la atención que no se permitan alimentos hipercalóricos, etc pero sí dejen que consuman chocolate y churros porque estos los traía una empresa al centro. ¿Dónde está aquí la coherencia? ¡No lo entiendo!
Podéis consultar y leer el decreto y ya, sacad vuestras propias conclusiones porque a mí, además de este tema, me llamó la atención otro.
En la comida posterior a las actividades,los alumnos podían decidir si hacer barbacoa o migas; los míos decidieron hacer barbacoa pero tan sólo pensaron en comprar carne. Yo les intenté convencer (algo que tampoco me gusta, pero les quise mostrar mi opinión), aunque la lista de la comprar sólo reflejaba carne, pan y salsas.
Yo opté por llevarme mi comida, empanada de verduras y les hice un bizcocho vegano (del que ya pondré la receta), que les gustó mucho. La verdad que me lo pasé de maravilla, aunque me quedó un pequeño vacío por el tema de necesitar siempre que hay una celebración, alimentos de origen animal. ¡Es que no sabemos comer sin carne!
Mi pensamiento días antes había sido comentar con los demás tutores el organizar una comida con pequeñas y fáciles recetas veganas o vegetarianas (yo les facilitaría las recetas y cada uno las elaboraría en casa o allí mismo) pero cuando vi que mis propios compañeros estaban organizando una comida posterior a esta de paella con carne, desistí del intento.
Pastel de verduras y queso vegano, por ejemplo. |
A mis niños les sobró comida (y eso que les avisé que en las barbacoas se compra siempre de más y que lo hicieran con cabeza) y creo que no disfrutaron en sí del comer (que no quiere decir que no lo pasaran bien). Yo disfruto más de lo que como y de manera más consciente desde que cambié mis hábitos. Y eso, es lo que quería transmitir en el blog hoy: el ser conscientes de lo que comemos y de dónde viene eso que nos echamos a la boca sin más.
Cuando dejé de consumir carne o pescado, empecé a ver el mundo de otra manera y a no comer por comer, sino por placer y con sumo respeto a los animales que quería pero no amaba, porque antes eran parte de mi dieta.
Aquí os dejo alguna foto de ayer y me despido con la esperanza de que el cambio necesario para aceptar que, aquello que normalmente comemos, tiene vida y merece vivirla tal y como nosotros, llegue algún día.
Con mi alumna Hakima, tomando té árabe. ¡Riquísimo! |
Mis niños de 4º ESO |
Feliz finde a todos.