miércoles, 5 de julio de 2017

ESPACIO ALTERNATIVO PARA JÓVENES, ¿POR QUÉ?

¡Hola!

Hace unas semanas compartía este cartel entre mis contactos y redes sociales:


El Jardín de las Mariposas, espacio educativo que ha abierto sus alas hace muy poco, me va a permitir ofrecer estos encuentros (en principio, semanales), con el fin de que los chicos de entre 12 y 18 años tengan un lugar donde reunirse y charlar.

Lo llamo alternativo porque, aunque he propuesto temas que considero interesantes por lo que veo en mi día a día en el instituto, no hay nada cerrado ni obligatorio. Los protagonistas de ese momento son ellos, los jóvenes, los que dan sentido a lo que hago.

En estos 10 años de profesión, he dado clase a chicos de entre 12 y 18 años (alguno he tenido de 20, la verdad). Mi visión actual es muy diferente a la que tenía cuando empecé, pues creo que me ha ayudado estar en continua formación pero, sobre todo, en esa 'revolución personal' que cada uno inicia en su vida.


La mía comenzó con más fuerza el curso (yo ya no hablo de años, sino de cursos, ;P) 2011-2012. Como he comentado muchas veces, ese tiempo hice casi un máster emocional: me planteé dejar la enseñanza porque, a veces, todo me quedaba grande y todas mis creencias se tambalearon y me empecé a cuestionar.

Di con un grupo de 2º ESO, estigmatizado y apartado casi de todo. Yo tenía miedo de ir a clase, no conseguía dormir y normas o castigos absurdos, además del libro de amonestaciones, rondaban todo el día mi cabeza, pero mi corazón sentía otras cosas.

Era un grupo de unos 10 niños con carencias familiares, dificultades para relacionarse, de aprendizaje (según el sistema educativo que nos regía) y muchos otros más graves y tristes que no me gustaría facilitar. 


En mis primeros días temí por mi integridad y mi paciencia se esfumaba rápidamente. 'Así, esto estallará tarde o temprano como un bomba', me decía. Pero no sabía qué hacer, cómo decirles que yo estaba allí para confiar en ellos de manera incondicional y para respetarles, al igual (he de decirlo) que muchos otros compañeros.

Tiempo. Sólo necesitaba eso. Y cercanía, diversión, mirarles profundamente no a la cara, sino al corazón. Sois importantes para mí, pues la vida me ha regalado vuestra presencia y, por ello, os doy las gracias. Empecé a practicar h'oponopono cada vez más, diariamente. Desde entonces, es una herramienta que he integrado en mí y que me gusta mostrar a otros niños.

 

Todavía recuerdo sus caras, sus ansías por tener un hueco y porque pedían a gritos ser queridos. Nunca les he olvidado y no hay día o circunstancia que no me haga recordar sus expresiones. Eran ya adolescentes, pero sus risas y deseos de niños todavía estaban presentes.

Desde ese momento, tuve claro que en mi forma de entender la educación no tenían cabida los libros de amonestaciones ni castigos. Yo iba a educar desde el corazón. Esta es la forma que me sale cuando hablo de lo que hice ese año. Y los niños, cuando les muestras tus sentimientos y respeto, nunca te traicionan, sino que se relajan (no están en modo 'supervivencia') y se dejan llevar.


Al cabo de unos meses, pude empezar a ver con ellos teoría. Eran clases muy dinámicas, lo necesitaban: visitas a la biblioteca, al patio, decorar la clase y hablar mucho. Yo me mantenía en un segundo plano, observando. Debatíamos y charlábamos de sus intereses e ideas de futuro, de cómo entendían su mundo, de cómo eran ellos y la familia a la que pertenecían, sus amigos, etcétera.

Se fueron mis dudas, mis noches sin dormir preguntándome '¿CÓMO LO HAGO?'. Y acabó el curso. Todos llorando; yo, la primera. No les he vuelto a ver, pero les recuerdo perfectamente. Por edad, ya estarán en ese umbral en el que uno pasa a otra etapa y sólo espero que les vaya bien, que sean FELICES, hagan lo que hagan. ¡Gracias, de nuevo, mis niños!

Y este es mi pequeño homenaje a todos esos alumnos que la vida nos pone frente a frente y que nos hacen tambalear nuestro mundo, que nos enseñan más de lo que ellos imaginan.

Por eso, creo necesario un espacio donde, después del entorno escolar, los chicos puedan reunirse y ser acompañados de manera respetuosa y a través de la escucha y aceptación. Todos tienen cabida. Y puede crearse un grupo muy bonico, que perdure más allá del verano.

En esta estación, se ven muchas ofertas de Escuelas de Verano hasta 12 años. Y los de 13, 15 o 17 años, ¿qué? ¿dónde se reúnen? No es una crítica, sino una apreciación que me hizo darle forma con más ganas.

No sé si estos encuentros llegarán a producirse, si es el momento o vendrá más adelante. Mi ilusión es enorme pero he aprendido a ser paciente.

Como los chicos pasan muchas horas en la escuela y cada vez hay más casos de fracaso escolar (podemos ver las causas más profundas), estrés, conflictos, nervios o apatía, esta es mi primera propuesta:


La escuela con la que yo sueño es cada día más posible si pongo todo el corazón en lo que hago. Y tú, seas docente o alumno ¿cómo es la escuela con la que sueñas?

Un abrazo.

**Para más información sobre estos encuentros, puedes llamar al 635 297 301 o escribir al correo info@jardinmariposas.com. También puedes seguir el espacio a través de facebook o su blog. A mí también puedes escribirme, si te apetece. El primero de ellos es el día 8 de julio.

❤❤❤

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